Morisco se define como aquella persona u objeto que es descendientes de los musulmanes, y que tras la Reconquista continuaron con su presencia en la península ibérica. En este orden de ideas podemos encontrar la arquitectura mora o arquitectura musulmana que se desarrolló en el norte de África y en las regiones españolas, la cual se caracteriza por sus arcos, columnas, vistosas cúpulas, así como una decoración detallada que daban sentido a sus mezquitas y palacios.
En la emblemática colonia de Santa María la Ribera se aprecia una estructura de 44 columnas metálicas exteriores y ocho interiores con una herrería que encuentra su clímax en una cúpula de cristal con una majestuosa águila. Todo ello de forma a una plataforma octagonal a la cual se puede ingresar por una escalinata que vigila a tres arcos frontales. Su nombre Kiosco Morisco.
La historia de esta estructura se remonta al siglo XIX; durante esa época las ferias universales eran eventos muy importantes para todas las naciones, ya que cada país exponía tanto sus adelantos tecnológicos como sus riquezas. Para la Feria de Nueva Orleans en 1884 el gobierno mexicano decide participar por primera vez en esta clase de eventos con un monumento que permitiera llevar más allá de nuestras fronteras el lema que Porfirio Díaz había adoptado durante su largo mandato: “Orden y Progreso”.
Es el propio presidente Díaz quien le encarga a uno de los ingenieros más destacados de la época, José Ramón Ibarrola, la construcción del Kiosco Moricos, el cual, en un principio estuvo concebido como un pabellón. Se dice que las buenas relaciones de Ibarrola con Andrew Carnegie, dueño de la primera acerera en Pittsburgh, fue la punta de lanza para que esta estructura se fabricara precisamente en acero; de hecho fue en esta ciudad estadounidense donde cobró vida lo que hoy conocemos como Kiosco Morisco.
Fue tal el éxito de la participación mexicana que la estructura fue llevado a Chicago para seguir participando en esta clase de eventos, pero fue hasta 1904 cuando se presenta a la feria de San Luis Missouri. Al concluir esta participación, el pabellón regresó a México para ser instalado en el costado sur de la Alameda Central, en donde sirvió como sede la los sorteos de la Lotería Nacional.
Durante las fiestas del centenario de la lucha de Independencia, el presidente Porfirio Díaz mandó a erigir en ese mismo lugar el Hemiciclo a Juárez. Para ese momento el barrio de Santa María la Ribera se había consolidado como un espacio elegante y fino, es por ello que sus colonos solicitaron que el kiosco fuera llevado a su colonia. El 26 de septiembre de 1910 es reinaugurado ahí con una ceremonia oficial que contempló un baile público.
Así que si no conoces esta emblemática estructura que adorna la Ciudad de México, ya tienes un buen pretexto para este fin de semana.
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